Por Juan Pablo Ojeda
La madrugada del 21 de abril marcó el fallecimiento del Papa Francisco, poniendo fin a un pontificado que se distinguió por su enfoque progresista, su cercanía a los pobres y su esfuerzo por modernizar la Iglesia Católica. A medida que se inicia el proceso de sucesión, el mundo espera con atención el futuro de la Santa Sede y la dirección que tomará la Iglesia bajo el próximo Papa.
El Cónclave Papal, compuesto por cardenales menores de 80 años, será el encargado de elegir al nuevo Pontífice en una reunión secreta en la Capilla Sixtina. El proceso de elección es clave para determinar si la Iglesia continuará en la línea de Francisco o adoptará una postura más conservadora.
Los nombres más mencionados como posibles sucesores incluyen al Cardenal Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano y figura moderada, quien es visto como un candidato con capacidad de consenso. Otros cardenales como Peter Erdö, con posturas conservadoras, y el filipino Luis Antonio Tagle, conocido por su enfoque inclusivo y progresista, también figuran en las listas de posibles sucesores.
La posibilidad de un Papa africano, como el congoleño Fridolin Ambongo Besungu o el nigeriano Peter Ebere Okpaleke, ha generado debate sobre la dirección del próximo papado, mientras que el italiano Matteo Zuppi, cercano a Francisco, también es considerado un fuerte candidato.
Aunque América Latina no parece ser un terreno fértil para la elección de un nuevo Papa en esta ocasión, los cardenales argentinos como Ángel Sixto Rossi y Mario Aurelio Poli siguen siendo opciones a considerar. Sin embargo, la disputa sobre el perfil del sucesor —si será más conservador, pastoral o incluso un excelente administrador— marcará la diferencia en el cónclave.
Con el cónclave papal en camino, el mundo aguarda ansioso la elección del nuevo Papa, que definirá no solo el futuro de la Iglesia, sino también su papel frente a los grandes desafíos del siglo XXI.