Por Bruno Cortés
En México, cuidar a alguien con discapacidad no es solo un acto de amor, también puede convertirse en un dilema económico. Muchas personas —sobre todo mujeres— tienen que escoger entre su trabajo y atender a un familiar que necesita cuidados permanentes. ¿La consecuencia? Pérdida de ingresos, estrés, y en algunos casos, hasta perder el empleo. Justo para evitar eso, la diputada María Leonor Noyola Cervantes, del Partido Verde, propuso una reforma a la Ley Federal del Trabajo que busca crear licencias especiales con goce de sueldo parcial o total para quienes son cuidadores primarios de personas con discapacidad permanente o dependencia funcional severa.
La idea suena simple, pero puede cambiarle la vida a miles de familias. Lo que se busca es que las y los trabajadores que tienen bajo su responsabilidad el cuidado de una persona con discapacidad puedan pedir un permiso para ausentarse del trabajo sin que eso implique quedarse sin ingreso. Obviamente, esto tendría reglas claras: por ejemplo, se necesitaría una certificación médica oficial y cumplir con ciertos requisitos definidos por el Seguro Social y otras autoridades.
La diputada explicó que estas licencias no solo son un acto de justicia social, sino también una buena estrategia de política pública. ¿Por qué? Porque ayudan a reducir el ausentismo inesperado, mejoran la productividad y evitan que las personas abandonen su empleo por una causa que el Estado debería reconocer y respaldar.
Según datos que presentó, más del 16% de la población mexicana vive con alguna discapacidad, y muchas de esas personas necesitan cuidados diarios. Hoy por hoy, ese cuidado recae casi siempre en familiares, y en especial, en mujeres. Esto perpetúa la desigualdad laboral y económica, porque muchas veces ellas tienen que dejar su empleo o reducir su jornada, quedando en una situación de vulnerabilidad.
Noyola lo dijo claro: el marco legal actual no está diseñado para esta realidad, y ya es hora de ajustarlo. La propuesta busca agregar un nuevo artículo, el 170 Ter, a la Ley Federal del Trabajo, y ya fue turnada a la Comisión de Trabajo y Previsión Social para su análisis.
Y aunque suena técnico, el fondo es humano: se trata de reconocer el valor del cuidado como parte de la vida laboral. Porque cuidar también es trabajar, y quienes lo hacen deberían tener derechos laborales, no obstáculos. Esta reforma pondría a México más cerca de una verdadera inclusión y abriría camino a políticas públicas con rostro humano. Ahora falta que las y los legisladores le entren en serio al tema, porque el bienestar de muchas familias está en juego.